Con una experiencia de 45 años dedicado a la producción y exportación de bananos a Asia, África, Europa y América, el Ing. Justo Santos, clase 66, lejos estaba de imaginar que algún día tocaría el éxito en el rubro agrícola, cuando por un acto fortuito del destino se le presentó la oportunidad de estudiar en ZAMORANO en el año 1963. El reto de honor que le pusiera su novia de aquella época lo obligó a tomar el examen de admisión para conseguir una beca para estudiar en la Escuela Agrícola Panamericana, fue así como comenzó a forjar su vida profesional que lo llevaría cuatro décadas después a convertirse en uno de los más destacados productores y exportadores de banano de Panamá.
Para este zamorano el éxito que hoy lo acompaña, se lo debe a los conocimientos que adquirió en su alma máter, siendo lo más significativo la disciplina con que fue formado. “La disciplina, la honestidad y el respeto por la naturaleza, para mí sigue siendo un estilo de vida. Mi experiencia en ZAMORANO fue increíble. Compartir con tantos estudiantes, jóvenes de diferentes países, diferentes lugares y diferentes costumbres, fue algo que me permitió aprender mucho, así como el Aprender Haciendo y saber que cada cosa que se hacía tenía un propósito”, comentó.
Reconoció que la reputación que habían creado sus antecesores a ZAMORANO le permitió rápidamente conseguir un empleo en su país y en 1967 se incorporó a una empresa tabacalera, donde laboró como asesor de cultivo de al menos 30 productores de tabaco en Chepo y las zonas de Sortová y Calvario en Bugaba, Chiriquí. Tras su experiencia con la tabacalera trabajó como subgerente de agroquímicos en una empresa local, para posteriormente formar parte de lo que sería su pasión en el ámbito agrícola, la producción de banano, dando sus primeros pasos en el rubro bananero en 1976 en el área de producción en la empresa Chiriqui Land Company, conocida por su marca “Chiquita”, gracias a su determinación y espíritu de trabajo logró ascender hasta llegar a la posición de Gerente de Área, teniendo bajo su responsabilidad 1,500 hectáreas de producción de Bananos, en Barú, Chiriquí.
“En el año 1991 la empresa estaba confrontando problemas de calidad en los mercados de Europa, por lo que se decidió enviarme para supervisar el recibo y distribución de la fruta en Holanda, Bélgica, Alemania, Suiza, Inglaterra, Escocia y otros países europeos. Yo coordinaba la labor integral de calidad desde el recibo en el muelle, transporte a destino en Europa, los distribuidores y supermercados apoyado por un grupo de colegas internacionales empleados de Chiquita. Los barcos de la época tenían una capacidad entre 200,000 a 250,000 cajas de banano, que llegaban al puerto una vez por semana; eran recibidas y evaluadas un millón de cajas por mes aproximadamente. Pasado seis meses y debido a una mejoría notable en la Calidad, retornamos con el deber cumplido y una gran experiencia ganada en los exigentes mercados europeos. Sin dudas ese fue un gran logro profesional”, remembró el Ing. Santos.
Tras lograr la mejora en el mercado europeo, en 1994 fue enviado a Costa de Marfil, en África; a plantaciones con una extensión de 700 hectáreas, de una filial de la compañia. Ahí fue gerente de Producción y Asesor de Calidad durante seis años. Posteriormente la empresa le encomendó la tarea de establecerse por otros seis años en la Isla de Mindanao en Filipinas, como director de plantación de una finca de 1,100 hectáreas. “A partir del 2008 continuamos en Filipinas como gerente de producción, de una plantación de 7,500 hectáreas, entre producción de la empresa y productores asociados. La producción de banano se exportaba a Japón, Corea, China y Medio Oriente”, agregó.
La vasta experiencia en el rubro bananero por cuatro continentes, lo llevó en 2013 a impulsar su propio emprendimiento bananero tras asociarse con un grupo filipino con quienes logró instalar una plantación como productor privado y asesor técnico, logrando exportar a los mercados asiáticos de China y Dubai. Con toda una vida dedicada a la producción y exportación de banano el Ing. Santos ha dejado siempre en alto el prestigio de ZAMORANO y del lema Labor Omnia Vincit (el trabajo todo lo vence).
En la actualidad este zamorano colabora con otros colegas mediante grupos ZAMORANO-Panamá desde donde se busca y ofrece trabajo a nuevos egresados o a los que estén desempleados se les ayuda a conseguir empleos, además de intercambiar información técnica. Desde la sociedad panameña de agrónomos estamos tratando de lograr que los nuevos graduados se incorporen al grupo, como unidad es más importante que sola. “Siempre tratamos de mantener esa unidad y esa ayuda mutua cuando alguien tiene un problema o necesidad”, sostuvo.
Para ZAMORANO es motivo de orgullo contar con graduados como el Ing. Santos, que ha sido digno representante de la calidad educativa que ofrece, así como del espíritu de trabajo y compromiso para el desarrollo económico del agro en cuatro continentes.