El cultivo de papa representa una fuente vital de ingresos para el altiplano hondureño, siendo el departamento de Intibucá un epicentro de esta producción con cosechas durante todo el año. No obstante, los productores enfrentan un desafío significativo: el tizón tardío de la papa una enfermedad provocada por el hongo Phytophthora infestans. Esta plaga ha llevado a una dependencia excesiva en agroquímicos, lo que no solo pone en riesgo la salud humana, sino también el medio ambiente.
Para abordar este problema, el Laboratorio de Innovación sobre Amenazas Actuales y Emergentes a los Cultivos (CETC-IL), respaldado por Zamorano en colaboración con la Universidad Estatal de Pensilvania y el Centro Internacional de la Papa (CIP), y financiado por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), ha lanzado una iniciativa para mejorar el manejo de esta enfermedad en Intibucá.
En el marco de esta iniciativa, se está promoviendo el uso de la denominada Herramienta de Apoyo a la Toma de Decisiones (HH-DST), desarrollada por el CIP. Esta herramienta permite a los productores gestionar de manera más eficaz el tizón tardío de la papa al integrar diversos factores que influyen en la enfermedad, tales como la susceptibilidad de la variedad de papa cultivada, la cantidad de días lluviosos en la semana y el intervalo desde la última aplicación de fungicida. La herramienta presenta esta información en forma de un juego de ruedas, guiando a los agricultores en la selección adecuada del fungicida, su tipo de acción y la frecuencia de aplicación.
En lo que va del 2024, el CETC-IL ha capacitado a 97 productores de papa en Intibucá a través de talleres realizados en las comunidades de Azacualpita, Chiligatoro, Malguara, Pueblo Viejo y Togopala. Se espera que, al aplicar esta herramienta, los agricultores puedan manejar de manera más eficiente el tizón tardío, reduciendo así la cantidad de fungicidas necesarios, disminuyendo los costos de inversión y mitigando el impacto ambiental de sus prácticas
agrícolas.
Esta innovadora estrategia no solo promete mejorar la salud de los cultivos y la rentabilidad de los productores, sino que también marca un avance hacia una agricultura más sostenible en la región.